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8 de marzo: reivindicar haciendo memoria.

El Decreto del 8 de marzo de 1910 fue un real decreto en España que autorizó por igual la matrícula de alumnos y alumnas, permitiendo acceder a ambos sexos a la Enseñanza Superior en igualdad de condiciones. Este decreto se formuló poco después de que Emilia Pardo Bazán fuera nombrada consejera de Instrucción Pública.

Las pioneras de finales el siglo XIX comenzaron a ir a la Universidad aprovechando el vacío legal que existía. No estaba prohibido, al principio, porque simplemente nadie había contemplado la posibilidad de que una mujer quisiera estudiar.
Fueron pocas, muy pocas eso sí, las que realizaron estudios universitarios antes de 1910, año en el que se liberó el acceso de las mujeres a la universidad. De las 44 mujeres matriculadas en el siglo XIX en las aulas universitarias españolas fundamentalmente en Medicina, Farmacia, Ciencias y Filosofía y Letras, sólo 25 terminaron la carrera (Flecha García, 1996, 149), y de ellas sólo una era gallega. Hasta 1910 se mantuvo la situación, y en este año se eliminaron las barreras legales que impedían el libre acceso de las mujeres a la universidad. El 8 de marzo de 1910 siendo ministro de Instrucción Pública, Romanones, se aprobó una Real Orden que derogaba dicha ley.(«Las primeras docentes de ciencias en la Universidad de Santiago», LISTE LÓPEZ, Socorro y PINTOS BARRAL, Xoana)

La docencia puede considerarse como un sector de bajos salarios respecto de la alta cualificación que hay que tener para el desarrollo de la misma. En este sentido no debe extrañarnos que exista una elevada proporción de mujeres ocupadas en este sector, especialmente en los niveles inferiores. En opinión de Carlos Lerena (2009) ocurre como si el sistema practicara una política de tierra quemada cediendo lo que socialmente perdió ya su valor, dejando para las mujeres aquellos puestos de trabajo de menor responsabilidad y retribución y, sobre todo, de escasa o nula posibilidad de promoción. Dicho de otra manera, cuanto mayor es la feminización de una profesión más garantías hay de que los salarios sean bajos. (Idem.)

A pesar de que en la segunda década del siglo XXI seis de cada diez titulados/as superiores en España son mujeres, apenas el 15% de los catedráticos/as tienen nombre femenino y tan sólo hay 11 rectoras en las 77 universidades españolas.

http://aeihm.org/sites/default/files/comunicaciones/Sesi%C3%B3n%205%20Pintos%20y%20Liste%204.pdf

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