Los gobiernos que han gestionado la crisis y la posterior pretendida recuperación económica lo han hecho con el denominador común arrancar a la clase trabajadora derechos ya conquistados, a través de un mero maquillaje de estadísticas y con una progresiva pérdida de derechos sociales y laborales acompañados de una menor inversión pública y pérdidas de derechos de los empleados y empleadas públicas.
Nuestra comunidad autónoma es una de las regiones que sufre en mayor media en nuestro país la despoblación en el mundo rural, pero en los entornos urbanos hemos asistido a graves deslocalizaciones de empresas multinacionales como Lauki, Dulciora o Vestas, y al incumplimiento de derechos laborales como en el caso de Embutidos Rodríguez.
Se está lanzando el mensaje, también por nuestro gobierno autonómico, que la grave crisis financiera que ha sufrido casi exclusivamente la clase trabajadora ya está superada y desde el año 2014 se comenzó a crecer y comenzó la recuperación económica, ¿recuperación para quién? ¿para la clase trabajadora?. Pues lo cierto es que a finales de 2007 en nuestra comunidad había más de 985.000 personas afiliadas a la seguridad social, mientras que a finales de 2018 eran poco más de 915.000, 70.000 personas menos, por lo que no parece que la crisis esté superada para gran parte de las y los trabajadores.
Durante los últimos años la afiliación y la creación de empleo han mejorado estadísticamente pero no en términos de mejora de condiciones de vida de los y sobre todo las castellanas y leonesas sino más bien todo lo contrario.
La creación de empleo a partir del año 2014 en nuestra comunidad se localiza de manera principal en sectores de bajo valor añadido (comercio, hostelería y servicios auxiliares…) que generan empleos inestables, temporales (más del 90% del empleo creado en 2018 ha sido temporal), a tiempo parcial (casi el 40%). Los años más intensos de la crisis han devaluado gravemente los derechos conquistados y arrancados con la lucha al sistema capitalista y parece que la sociedad se haya “resignado” a que los empleos actuales han de ser cada vez más precarios y menos estables, pero no cabe la resignación, ya que los derechos nunca nos los han regalado a la clase trabajadora, como diría Marcelino Camacho, “los derechos se conquistan” y gran parte de ellos nos los siguen arrebatando con la excusa de la crisis que ha dejado a la clase trabajadora dos reformas laborales tremendamente regresivas que han dinamitado la negociación colectiva, facilitado y abaratado el despido y provocado rebajas salariales en los puestos de trabajo existentes y en los de nueva creación.
A 3 días de las elecciones generales pasadas y a menos de 1 mes de las elecciones autonómicas conviene recordar que la primera reforma laboral regresiva la hizo el PSOE y la segunda aún más regresiva la hizo el Partido Popular y ninguna de las dos ha sido derogada aún, siendo fundamental la derogación de las mismas para que la clase trabajadora de nuestra comunidad y del conjunto del estado recupere sus derechos y pueda tener empleos de calidad y con salarios dignos y no salarios de miseria, consecuencia de la devaluación salarial y la precarización de las condiciones de trabajo.
Las cifras de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2019 evidencian la necesidad de poner en marcha cuanto antes propuestas para lograr un nuevo modelo productivo. Las medidas parciales adoptadas hasta ahora por el Gobierno de Pedro Sánchez no son suficientes para invertir de forma estable las evidentes tendencias a la destrucción y precarización del empleo.
Los nuevos gobiernos del Estado y de nuestra Comunidad Autónoma deben gobernar para la mayoría social, derogando las reformas laborales y las del sistema de pensiones y devolviendo al sector público los derechos arrebatados durante estos años y que no han sido recuperados.
El proyecto político de la derecha está agotado y el mensaje salido de las urnas este 28 de Abril es claro: es necesario un giro a la izquierda en las políticas sociales y laborales. El PSOE está llamado a realizar esas politicas que beneficien no a unos pocos sino a mayoría, pero sabemos que en el pasado no ha sido así en ingentes ocasiones, por lo que los y las pensionistas y el movimiento feminista nos ha demostrado cuál es el camino, que no es otro que el de la lucha y la movilización social para conquistar los derechos robados. En las elecciones generales del pasado 28 de abril se les ha dicho a la derecha y especialmente a la extrema derecha “No pasarán”. Las elecciones de nuestra comunidad el 26 de mayo son el horizonte, pero la clase trabajadora de nuestra comunidad y del conjunto del estado no debe resignarse al mero hecho de votar para parar a la extrema derecha y no retroceder 40 años en libertades, debe mantener hoy más que nunca la tensión desde el punto de vista político, la lucha y la movilización social.
Es imprescindible que la política económica y social esté al servicio de la mayoría también en Castilla y León para que la salida de la crisis pueda ser una realidad para todas y todos. Es imprescindible crear empleo de calidad, subir los salarios, acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, reforzar la negociación colectiva, acabar con la temporalidad y la parcialidad, luchar por nuestro sistema de pensiones, poner en marcha políticas de creación de empleo en sectores que generen alto valor añadido y apostar por el trabajo digno y con derechos!
De nuevo este 1 de Mayo de 2019 gritamos alto y claro en Castilla y León que la lucha de la clase trabajadora es la causa de Izquierda Unida y que los derechos se conquistan, no se otorgan y la lucha es el único camino para que no nos sean arrebatados.
¡Viva el 1º de mayo!