El pasado sábado 11 de marzo tuvieron lugar las primeras jornadas sobre despoblación organizadas por Izquierda Unida de Castilla y León. El encuentro se desarrolló en el centro Cívico de Castronuño (Valladolid) y durante todo el día se discutió sobre la despoblación, la política territorial de la Comunidad y las alternativas para hacer viable la vida en las zonas rurales.
Como telón de fondo del encuentro estuvo la ley de ordenación del territorio que se discutirá en las Cortes de Castilla y León en los próximos meses. Esta iniciativa contiene una división del territorio en la comunidad artificiosa y ajena a los intereses de las comunidades rurales que la habitán. Los denominados UBOST (acrónimo de Unidad Básica de Ordenamiento de Servicios del Territorio), son una propuesta que, según Valentín Cabero, uno de los ponentes en estas jornadas “no corresponden con los territorios históricos recogidos en anteriores estudios donde la comarcalización respondía, aparte de a criterios económicos, también a criterios culturales e históricos de ordenación del territorio”.
El gran problema es que se pretende, aplicando la Ley Montoro, seguir anulando la autonomía municipal y dejando a los ayuntamientos pequeños, q ue en Castilla y León son la inmensa mayoría, a merced de las Diputaciones y de sus políticas a escala mermando con ello la soberanía de unidades territoriales más pequeñas, pero más implicada con los problemas del territorio que ocupan.
La alternativa que se planteó en estas jornadas y en las que todas las personas que participaron estaban de acuerdo fue la comarcalización, y que ésta atendiese a cuestiones culturales, de habitabilidad, de prestación de servicios, de desarrollo económico, en una cara contraposición con la concentración, deshumanización y abandono que grandes áreas de las nueve provincias padecen.
La economía a escala, la llevada a cabo por grandes explotaciones, pone en peligro la viabilidad de la vida en el campo. Un programa económico basado en el apoyo a las pymes, a la agricultura y ganadería de proximidad, a la vida cultural y social de los pueblos, al desarrollo y garantía de los servicios de sanidad, educación y habitabilidad, son las claves para evitar que el territorio quede a merced de los intereses de grandes empresas cuyo interés por poseer la tierra no obedece a fijar riqueza y vida en el territorio.
Margarita Mediavilla, la otra ponente invitada junto a Valentín Cabero, habló, precisamente, de las experiencias y la viabilidad como alternativa económica de la agricultura y la ganadería ecológicas.
Para finalizar la jornada de mañana de este encuentro hablaron distintos representantes de las nueve provincias. En esta intervención expusieron las experiencias concretas, locales y algunas de mayor perímetro geográfico, que viven o desarrollan en sus ámbitos de actuación. La tierra y su pertenencia a la comunidad fue uno de los hilos conductores de todos los intervinientes.
Durante la tarde se estableció un taller en el que las personas que participaron el las jornadas pudieron ir creando un “índice” de cuestiones a modo de resumen de la jornada. La PAC, el apoyo a la mujer en el mundo rural, los servicios públicos, la reivindicación de una fiscalidad diferenciada para las pequeñas explotaciones fueron algunos de los temas que se recogieron en este balance final.
Al término de las jornadas el alcalde de Castronuño, Enrique Seoane, realizó una ruta por el pueblo, enclavado en un recodo del río Duero. Todo un broche dorado que demostraba que en los pueblos pequeños si es posible el desarrollo, la vida y el futuro.